martes, 13 de enero de 2009

Espíritu barrial

Un barrio se respira en las calles,en las plazas;en las veredas mojadas de la caída de la tarde,en ese olorcito a comida que empieza a florecer antes de que el mediodía nos robe la mañana, o de que la noche se lleve el último retoño de sol que queda por la tarde.Un barrio también es un almacén,puede ser a veces un kiosco,la salida de la escuela.

El barrio también,y sobre todo el mío, es la estación,esa que cuando el barrio es barrio en serio,da nombre a todo el pueblo,y fue el origen de su existencia y de su idiosincracia;es la que pisan miles todos los días,la que lleva y trae,la que abre la puerta y devuelve ese olor característico,esa sensación de estar pisando terreno seguro;es la que le pelea a los colectivos y a los mismísimos autos,solita y su alma,con las mismas armas de siempre por eso también el ADN del barrio nace en la estación,y de ahí se expande por la calle principal, que termina por lo general en una avenida(que por lo general se llama como un general,o algun otro militar),que es la aduana automotor,y también la que alberga bancos y supermercados.

El barrio siempre tiene que tener una plaza,es una obligación,está en su genésis,es la prima hermana de la estación,porque siempre está con ella desde antes de que las calles tuvieran nombre,desde antes que necesitaran uno.La plaza es el punto en el que uno siempre pasa algún tiempo,mas o menos dependiendo de lo feliz que sea en especial la parte de la infancia que a uno le toque transcurrir ahí,pero a ella de poco le importa,siempre aguanta estoica,con su arbolada y sus juegos despintados,por más que a su alrededor el barrio cambie la cara y se superpoble de edificios.Y cerca de la plaza está la Iglesia,o algún otro edificio municipal,o las 2 cosas si hay lugar.

Un barrio también,cuando es bien barrio,es empedrado,sinónimo de que no quiere ser gran ciudad,que le gusta ser así,por más que los asfaltos,esos ostentosos,sean sinónimos de progreso y desarrollo.Ese empedrado tiene que tener chicos jugando en la calle,aunque se rompan la rodilla cayendo contra los adoquines,que de tan pintorescos no están hechos para el fútbol amateur.Si alguien le pide el documento a un barrio,tiene que poder sacar árboles del bolsillo,regalar su foto carnet con las veredas,el cartel de la estación,su huella digital que está en la plaza,en las pisadas de cada uno de los que lo hacen cada día,los que lo levantan y le avisan que empieza una página de su historia,la de todos.
En tiempos como estos,en los que poco es de todos y mucho de pocos,un barrio,el mío,como si tuviera una constitución aparte que dijera que es de todos aquellos que se dignen a pisar orgullosamente su suelo,es de las pocas cosas,que siguen siendo de todos

lunes, 5 de enero de 2009

No te podés perder...

"Cuando llegás a la esquina,vas a ver un puesto de diarios,ahí doblás a la izquierda y serán cinco o seis cuadras...no te podés perder"
La mayoría de nosotros alguna vez en la vida recibió(o dio)por lo menos una vez una indicación de ese estilo.Tres cuadras más,una florería o un quiosco menos,pero a quién no le tocó alguna vez que le preguntaran como llegar a tal o cual lado?
Bueno,a lo que iba con esto es que casi siempre alguien en ese consejo mete esa frasecita "no te podés perder",y es casi una imposición.De hecho,molesta mucho cuando preguntás como llegar y te contestan eso,al final de cuentas,uno tiene todo el derecho de perderse que quiera,o no?Hasta diría que genera un efecto intimidante,porque nos quita la posibilidad siquiera remota de confundirnos,de doblar en una esquina parecida,de ver una parrilla distinta,de hacer exactamente ese mismo recorrido y terminar en otro lado,porque a veces las calles de los barrios se encaprichan,y no les caen(caemos)del todo bien los extranjeros,y los adoquines parece empeñarse en ocultar las entrañas de la dirección que buscamos,y se complotan entre ellas para parecerse unas y otras,para hacer que los puntos de referencia sean confusos y de esta manera aquellos que son ajenos al sentir del barrio,les lleve más de la cuenta encontrar la cancha,la casa de la tía,o el puterío famoso.
También está la otra alternartiva,la de esos a los que les gusta dar vueltas sin más,y no llegar a encontrar el destino buscado,sino solo quedarse en los enredos,vivir en el laberinto,vivir buscando también,aunque no se sepa muy bien lo que se busca.Creo que a todos también nos puede haber pasado alguna vez ser uno de ellos,de los que buscan saber que andan buscando,porque quiza ya están en la puerta,o de los que buscan la puerta que es suya,porque hay muchas similares.En esos casos las calles de nuestro propio barrio a veces nos hacen perdernos,porque tampoco queremos salir,es más tranquilo quedarse adentro.
A pesar de todo,para los momentos en los que nos decidimos a buscar,siempre es de suma utilidad tener cerca alguién que sepa dentro de cuantas cuadras doblar,o cual es el locutorio que hay que buscar para saber que estamos enfrente...aunque si,también nos podamos perder