domingo, 14 de noviembre de 2010

Estaciones

Creo que puede pasar muy a menudo en relación a varias circunstancias.Uno ve el mismo objeto muchas veces,y no le dice nada,no le cambia ni modifica nada,hasta que un día en vez de ver observa,y,al observar,eso a lo que no le había prestado atención,le revela detalles nuevos,o aristas inexploradas.
Este prólogo era para referir que muchas veces(de hecho,casi a diario)viajo en algún medio de transporte público.Como es normal,cualquier vehículo que une dos puntos tiene un intervalo a recorrer que deja como saldo diversos puntos entre la partida y la llegada,obviamente,pero,en algunos de ellos tienen mas importancia que en otros.Por ejemplo,en un colectivo,si bien tiene sus paradas definidas,puede suceder que no haya ningún pasajero que pretenda subir o bajar en ese punto,con lo cual el conductor puede seguir tranquilamente su recorrido sin inmutarse.Un taxi,o un remise en cambio,ni siquiera tiene varias paradas preestablecidas,y puede dedicarse a vagar por la ciudad esperando que alguien la haga la característica seña(que por otra parte es la misma que se utiliza para marcarle al colectivo que se detenga,punto este que los une)que lo transforme en ese instante de potencial pasajero a efectivo contratante del servicio.
En los vehículos que utilizan vías,a diferencia de los antes mencionados,los puntos de detención son inevitables.Un tren o un subte,no puede evitar parar en cada una de las estaciones,por más que en alguna de ellas no se produzca movimiento de pasajero alguno.Tal y como está definido su recorrido,se debe cumplir con cada una de sus paradas de manera ritual.Y es en este detalle que me quiero quedar.Porque,como decía arriba,casi todos los días uso al menos uno de los vehículos mencionados,pero recién en las últimas semanas me detuve a pensar la relación existente entre las estaciones,particularmente las del subte que me tocan transitar.Elijo las de subte,porque,a diferencia de las de tren,que se identifican por los barrios en los cuales estan insertas,aquellas tienen diversas motivaciones,y,como en general tienen distancias más cortas entre sí,sus nombres tienen otros orígenes,y me interesaba hallar su concatenación,así que ahí va:
Mi recorrido inicia en Facultad de Medicina,estación que debe a su nombre a aquella entidad,aunque con el paso de los años,y el cambio de edificio de aquel establecimiento,el punto de detencion esté geográficamente en su par de ciencias económicas.La segunda detención es en Pueyrredón,debiendo su nombre a la Avenida en la cual está,llamada así por un militar y político,integrante del primer triunvirato de gobierno,y años más tarde,director supremo de las provincias unidas del Río de la Plata.Después de Pueyrredón,viene Agüero,otra estación que debe el nombre a la calle que circula por sobre ella,nombrada así por un sacerdote y político argentino,unitario,y ministro del gobierno de Rivadavia.El siguiente paso es Bulnes,otra calle,otro militar y político,pero éste presidente de Chile en dos períodos en el siglo XIX.A Bulnes le sigüe Scalabrini Ortiz,calle que cambió de nombre hace relativamente pocos años,y debe su nomenclatura a un pensador,historiado y perdiodista argentino,de la corriente revisionista.Luego de Scalabrini viene una estación que no debe su nombre específicamente a una calle,sino a un lugar geográfico,Plaza Italia,renombrada así a comienzos del siglo pasado,y desde la cual partió el primer tranvía eléctrico de Buenos Aires.A ésta le sigue otra estación que debe su nombre al barrio y no a la calle,y es Palermo,barrio clásico de la capital,nombrado así por su homónimo italiano,y en constante refundación en los últimos años.El recorrido avanza hacia Ministro Carranza,denominada así en honor a un ministro de defensa del gobierno de Alfonsín que murió en el año de inauguración,1987.La máquina sigue hacia Olleros,estación que vuelve a tener nombre de calle,y nuevamente calle con nombre de militar,que combatió en Cancha Rayada y Maipú.La siguiente detención es en la calle José Hernández,en este caso un escritor,autor de una obra clásica de la literatura argentina,el Martín Fierro.La última estación en mi camino es Juramento,también calle,y denominada así por el río en el cual Belgrano hizo jurar la bandera argentina al ejército del norte.
Repasando,el camino que hago enlaza una facultad donde se estudia para curar personas,con un militar que gobernó los primeros años de nuestro país como tal,con un sacerdote liberal,un militar y presidente chileno,un pensador nacionalista de izquierda,una plaza caracteristica,un barrio antes arrabalero y hoy elitista,un ministro fallecido en ejercicio de la función,un militar combatiente en las luchas por la independencia,el poeta que caracterizó la épica gauchesca y el bautismo de nuestra insignia patria.
A riesgo de haber aburrido con esta explicación,el objetivo de este texto era tratar de identificar una posible relación entre estos elementos,pero,a medida que lo iba desarrollando,entendí que es muy posible que sea análogo a como se entrelazan los momentos en la vida.Por empezar,las estaciones se han ido construyendo e inaugurando a lo largo de diversos años,bajo diferentes gobiernos en ideología y origen e incluso en motivaciones que los inspiraron a construirlas,e incluso en estos momentos se siguen desarrollando.Y en esto creo que a cada uno,con los matices que correspondan,nos pasa algo parecido.Los momentos que marcan la vida y separan una estación de otra se van sucediendo a veces en un orden que a veces parece totalmente aleatorio,y en algunas otras claramente preestablecido.
Pensaba en esto,como arranqué diciendo,porque hice este recorrido tantas veces,sin detenerme a analizarlo,que creo que habría que prestar más atención a las estaciones que nos llevan adonde estamos ahora,a tratar de analizar un poco como fueron sucediéndose,cuales dieron más felicidad,cuáles dejaron más enseñanzas,identificar aquellas cargadas de sinsabores,y tratar de ir definiendo por donde nos gusta más el recorrido,como se hace cada día al elegir como ir de un lugar a otro.Y,sobre todo,creo que la clave sería tratar de ir disfrutando el viaje,que cada día sea un poquito más placentero,por más que el recorrido de fondo sea siempre el mismo.Porque en este caso los que cambiamos somos los vehículos,y muchas veces creo que nos quedamos concentrados sólo en el recorrido,sin percatarnos de que lo que importa es que vayamos adaptando la máquina a ese camino,y sin esquivar estaciones,como hace el subte,al que no le queda otra que ir parando en todas.