viernes, 25 de junio de 2010

Momentos

En algún momento de la vida,todo ser humano debe tener algo así como esos momentos trascendentales que definen su condición de pertenencia al género;esto vendría a ser,esos momentos en los cuales uno verdaderamente siente que reafirma su condición de hombre o de mujer,o de aquello que uno elija ser.
Esos momentos suelen ser gratamente apreciados en el mismo momento que pasan,y esta debe ser una particularidad que los distingue.Son pocos los momentos en los que se tiene plena conciencia de estar ante actos trascendentales o fundacionales de la propia existencia,es mucho más fácil ver cuando tienen lugar sucesos importantes en la vida de una sociedad,o incluso en las vidas de los otros individualmente,pero los momentos que a uno le marcan mojones en el existir son mucho más sutiles,imperceptibles.En cambio,los momentos a los que me refiero,son totalmente concretos y perfectamente reconocibles ante su misma aparición;aquellos momentos en los que se tiene conciencia de que uno "se hace hombre".
Luego de todo este prólogo,creo que me sería mucho más funcional narrar que ese momento en mi vida fue la primera vez,o alguna demostración poderosa de valor,coraje,un momento donde uno enfrenta al peligro cara a cara,o,aunque sea,ve al diablo en calzoncillos.Pero no,no tengo la fortuna de contar con uno de esos momentos en el haber,así que la narración no va a ser lo que prometió,pero ello igualmente me parece digno,ya que al menos generó expectativa.
El momento en el que siento que me hice hombre no tiene nada que ver con esas situaciones,tiene mucho menos heroismo.Desde luego,es mucho más heroico y digno de ser contado salvarle la vida a alguien que...un tipo haciendo limpieza de su cuarto;pero lo que tengo es el momento en el cual yo sentí eso que describía antes,o al menos uno de esos momentos,y es cuando saqué todos los posters y cuadros de mi pieza.Puede que sea un tanto insuficiente,pero es lo que tengo.
El primero de esos posters llegó a la pared del cuarto en el 94,hasta ese momento la blanca pared sólo era adornada por un par de cuadros bien noventosos,con las tortugas ninja o alguna pintura hecha por una ex novia de mi hermano que creía tener buena mano para la pintura(no es que yo tenga entidad para decir si la tenía o no,sólo que no me caía bien),y como suele pasar,detrás del primero se desató una catarata que incluyó además de formaciones gloriosas de equipos de River,fotos de los Bulls de Jordan,jugadores de fútbol internacional,alguna que otra bella señorita,una foto de Benedetti,y el afiche con todos los personajes de Los Simpsons,entre otros.En su momento,allá por el 97,cuando ya tenía bastantes colgados,me hicieron gozar de cierta envidia entre los compañeros de colegio,porque en ese momento era casi transgreso tener posters en la pared(cosa que hoy de transgreso no tiene nada en absoluto),así que podría decirse que les agradecí durante mucho tiempo ese status que me concedieron,y la verdad es que fuimos muy felices durante mucho tiempo,a lo largo de los casi 16 años que compartimos,con algunos fueron menos pero redondeo para arriba.
Y no es que hayamos dejado de llevarnos bien,eh,o que se haya acabado la magia,o la pasión,y de pronto hubiera tenido lugar una ruptura definitiva.No,nada de eso.Yo les sigo teniendo el mismo cariño,o quizá más,que cuando por primera vez les puse esa cinta scotch en sus puntas,que con los años perdió la transparencia por la tierra,y les busqué lugar en esa pared,en ese pedazo de tierra que me definía.Y se plenamente que ellos también a mí;me lo demostraron con su gran fidelidad en estos años,sabiendo ocupar plenamente el lugar de testigos de grandes éxitos,alguna que otra módica proeza,varios fracasos,incontables decepciones,infundadas esperanzas,rabias mezcladas con pensamientos hasta altas horas,angustias de los amigos por las primeras decepciones amorosas,confesiones de diversas índoles,noches interminables matizadas por la pizza y con la compañía de videojuegos en las postrimerías de la secundaria,de eso que se llama "ser grande",y que,gracias a ellos también,siempre sentí que jugaba de local,por más que los primeros 5 años con su presencia,la pieza era sólo 50% mía.En todos esos pasos,en todos esos momentos,estos compañeros estaban ahí,bancando veranos de ventiladores que movían esas puntas que pedían renovación de pegamento,o inviernos que pegados a la pared son inclusive mucho más fríos que afuera.Y pasó el secundario también,y vinieron momentos tristísimos,hondamente tristes,y llantos largos,duros,de esos que quedan,y volvieron los amigos a estar en esa pieza para hacer saber que siempre iban a estar cuando la circunstancia les haga ponerse esa capa que es sólo de ellos y capear la situación,que parece una redundancia pero nunca lo es.Y 4 años después,con esa pérdida que no cesa,nunca cesan los dolores pero sin embargo todo el mundo aprende a cargar con ellos porque se sabe que la vida no para,ni siquiera para tomar un poco de aire,porque pase lo que pase la rueda sigue,y quizá viene mejor o quizá...bueno,quizá.
Y decía que 4 años después,cuando mi pieza de vuelta no es sólo mía,sino sólo 50%,y esta vez por elección propia,un día nos miramos,ellos y yo,un sábado fresco a la mañana estabamos juntos en el cuarto,y sin decirnos nada,entendimos que era el momento de que ellos tuvieran ese merecido descanso.De que no tuvieran que acumular más tierra sobre sus lomos y descansaran,y ahí,con ese dolor que nos anudaba adentro,uno a uno los fui sacando.Prefiero no entrar demasiado en consideraciones sobre el momento en sí,porque también sería injusto adjudicarle mayor importancia a algunos que a otros.Sí me voy a detener en que el momento llegó porque cuando ellos llegaron ahí,en gran parte me ayudaron a definir,o a saber quién era.De alguna extraña manera,en cada momento malo,esas 4 paredes me recordaban con esas imágenes,por iluso que sea,quien era yo,y me daban fuerza a cada momento.Y esa mañana de sábado,entendí que ya no podía seguir pidiéndoles que me definieran,porque ahora la definición la tengo que marcar yo,en el afuera,ahora que hace tiempo juego en el equipo de "los grandes",y nada que ver con la verguenza ni nada que se le parezca.
Lo tomo apenas como darles un descanso,pero,tanto ellos como yo,nos despedimos con la secreta pero compartida esperanza de que,algún día,dentro de algunos años,cuando ese cuarto ya no sea mío pero sí de otros míos,al entrar una mañana,me sorprenda de repente cuando por la puerta entreabierta,veo unas piernitas en puntas de pie,sosteniendo una hoja de diario mientras con las yemas de los dedos,busca que las puntas,queden bien bien pegadas a la pared.

No hay comentarios:

Publicar un comentario